En la decada de los 80, un equipo investigador multidisciplinario, consideró la necesidad de adecuar el tratamiento y desinfección de las aguas con modelos más exigentes que garantizasen su calidad, con suficiente precisión y seguridad, e imprimiera solvencia y credibilidad al resultado final del agua al consumidor sin derivados clorados, alarmantes por su precocidad y por tanto nocivos para la salud.
La investigación consensuada, serena, prolija, extremadamente pausada y constante fue machaconamente mantenida. Tras tres años de investigación y estudios de campo, instalamos una planta en una población de la provincia de Madrid, donde por un periodo de nueve meses, se acosó al sistema, en líneas de producción, análisis, derivados, calidad final, etc., así como a sus costos de explotación. Continuó el periodo de patentes y permisos sanitarios y oficiales.
Tras la investigación y diligencias necesarias para legalizar el sistema, procedimos a constituir una sociedad anónima en el año 1.988, denominada CETOLAR, con logotipo registrado, semejando una gota de agua.
Hemos expuesto en varias ferias como p.ej. la Feria de Zaragoza, la Expoquimia de Barcelona y la Feria de Canagua de las Palmas de Gran Canaria.
A las referencias que señalamos podemos aportar el que estamos en condiciones de aseverar la solidez de la fabricación de nuestras plantas instaladas desde el año 1.988. Su presentación funcional y su óptima explotación son al cabo de los años, físicamente encomiables.